Entre otros asuntos, se acordó que, para que las calles estén con limpieza, libres de los muchos barros que se causan con las lluvias y libres de polvo que tienen en tiempo seco, y evitar lo ribazoso, dejándolas llanas y sin tropiezos, se empiedren, las dichas calles, por profesores empedradores, y que los sitios comunes, corra su gasto a las rentas de su Señoría, pagándolas el Depositario interventor, y en lo demás, cada dueño de su casa pague el coste de su frontis, sin que ninguno se excuse, apremiándole a ello, en lo que sea de según universal beneficio y comodidad.
