Con el último tercio, se inicia la parte más relevante de la lidia para el diestro, la cual se verá precedida por el brindis del torero al público o a persona concreta, si el toro augura una buena faena. En el transcurso de los tercios anteriores el lidiador se ha dado cuenta de las características del toro y en base a las mismas iniciará la faena con la muleta.
Es el momento donde el matador intentará proyectar y transmitir a los espectadores de la plaza el arte y el sentimiento que lleva dentro, intentando lograr una comunicación y entendimiento plenos.
El éxito de la faena depende finalmente de la ejecución de la suerte suprema. Las orejas se ganan con la muleta y se cortan con la espada.
El matador podrá obtener premio o trofeos, como son las palmas, ovación, vuelta al ruedo, obtención una o dos orejas y hasta el rabo del toro, considerándose, este último, el máximo trofeo.
El fracaso también se manifestará con silencio, pitos, abucheo o bronca al matador.
