En la casa de Sr. Poyales, se lee “Farmacia del Lic.(enciado) D. José Poyales” y en la puerta contigua “Droguería y Perfumería”.
Se puede observar que en la reforma de esta casa se ha eliminado un escudo, de los dos existentes, quizás por estética de la nueva distribución realizada, colocándose el mejor conservado en el centro de la balconada.
En el primer piso de la casa número 3, está el letrero identificativo de “Caja de Ahorros de Navarra, con la garantía de la Excma. Diputación”. Fue la primera oficina de esta entidad bancaria en Corella, siendo su director Ruperto Sanz “Maleta”. La entidad se trasladó posteriormente a un bajo de la Avda. M. Escudero que posteriormente se transformaría en el Bar “Las Chatillas”.
En ese mismo balcón y en anuncio contiguo se anuncia “Sastrería de Felipe Liroz” que desconozco si estaba ubicada en este portal y sí tengo constancia de que estaba ubicada en la calle Mayor y bien pudiera ser el mismo edificio, colocándose el anuncio en el balcón de la Plaza de los Fueros, por considerarse una zona con más atractivo publicitario.
En el número 8, Casa de los Virto de Vera, en el segundo piso hay un letrero que indica “Telégrafos”, tal como se indica en párrafo de fotografía anterior.
El 26 de Julio de 1891 se abrió al público la Oficina de Telégrafos en Corella, la plaza de telegrafista era ejercida por Eduardo Lasantas, precisamente miembro de la familia propietaria de este edificio.
Ya está instalado el quiosco, que se construyó en 1928 y permaneció hasta 1995, en que se eliminó por reformas en la Plaza. En 1932 se instaló un jardín alrededor del quiosco.
Quizás la fotografía pudiera haberse realizado con motivo de la inauguración del quiosco.
En esta plaza, delante de la casa número 8, casa de los Virto de Vera, se realizaban representaciones de compañías de comedias y variedades populares, a las que se acudía, previo bando-anuncio del pregonero municipal, cada uno con su asiento. La silla plegable resultó un acontecimiento.
Se celebraban pequeñas obras de teatro, actuaciones de cómicos, titiriteros y espectáculos de variedades que utilizaban como camerinos alguna estancia de la planta baja de este edificio.
Esta plaza espaciosa y sin tráfico, era apropiada para este tipo de actos públicos y masivos. Estas actuaciones eran voluntarias y se financiaban bien con la voluntad “pasando la bandeja” o ya en plan más serio, con sorteos y rifas, vendiendo la máxima cantidad posible de boletos entre el público asistente.
También se celebraban estos acontecimientos en la Placeta de García, junto a la “Casa de las Cadenas”.