Parece que se trata de dos parejas de gigantes que bien pudieran estar inspirados en personajes de la novela española por antonomasia “Don Quijote de la Mancha”, pues el gigante que desfila en primer lugar puede ser un fiel reflejo del personaje central de esta gran obra literaria.
En el año 1899, hay constancia en actas del Ayuntamiento, de abonar cierta cantidad a Antero Garbayo Pastor por bailar los “gigantones. En 1903, también se recoge el abono de una cantidad al mismo vecino, por bailar los gigantes y cabezudos. En 1909, en vísperas de las fiestas patronales, se menciona como encargado de los mismos y se le faculta para que supervise y encargue del arreglo a restauración de los mismos. Durante estos años se le realizan varios abonos para reparación de los gigantes y cabezudos. Existe información sobre que continuaba con dicha gestión, todavía en el año 1929.
A partir de estas fotografías de comienzos del siglo XX, podremos observar las costumbres, formas de vestir y festejar las fiestas y en definitiva la vida de los corellanos en esas fechas tan señaladas.
Considero se trata de unos valiosos documentos, que recogen en cada momento la situación que presentaba la ciudad y sus vecinos y que la cámara se ha limitado a dar fe de que lo que estaba presente.
Entiendo que hasta los años 1970s, las fiestas patronales de las poblaciones eran muy esperadas y muy celebradas, por concurrir días en los que la mayor parte de la población aprovechaba para disfrutar de unos días vacacionales, si así se les podía llamar.
Creo que, más o menos a partir de esos años, se suele acudir a las fiestas patronales de otras localidades, no digamos ya Sanfermines, donde va siendo habitual encontrarse con corellanos, especialmente algún fin de semana, que se desplazan para disfrutar de la fiesta en general o algún acto o espectáculo en particular, y las fiestas patronales se esperan con ilusión, pero ya no se trata de que son los únicos días de fiestas relevantes, independientemente de que la calidad y cantidad de los actos a celebrar en dichos días se ven incrementados cada año, y las fiestas de cada localidad son especiales para sus habitantes.
A todo esto habría que añadir la celebración en muchísima localidades las fiestas que se denominan pequeñas, como en Corella podríamos definir la celebración de la festividad de la Virgen del Villar.
Los tiempos van cambiando y los jóvenes tienen más posibilidades para su realización.
