0000-00-00 – Plaza de toros. Paseíllo.

Subido por: APHC
Categoría: Fiestas | La plaza de toros
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Sólo a título de acompañamiento de texto para las fotografías existentes, describo unas nociones generales sobre lo que representan los espectáculos taurinos, que ya son conocidas por una mayoría y que en profundidad ya son tratadas por grandes aficionados y entendidos en la fiesta nacional por excelencia, como es la fiesta de los toros, existiendo en Corella incluso un investigador con bibliografía publicada relativa al mundo taurino y local, como es el caso de nuestro paisano Ramón I. Villanueva Sáenz.

El paseíllo es el desfile de las cuadrillas hasta la presidencia de la corrida antes del inicio de la lidia.

El alguacilillo o alguacilillos encabezan la comitiva, formada por los espadas, sus cuadrillas y finalizan las mulillas. En tres filas, se sitúan en primer lugar los matadores, ocupando el lado derecho, vistos de frente, el de alternativa más antigua, en el centro el de alternativa más reciente y el lado izquierdo lo ocupa el otro espada. Cuando un matador se presenta en una plaza por primera vez, se identifica por realizar el paseíllo con la montera en la mano, cabeza descubierta, “desmonterado”.
Los subalternos del primer espada ocupan la siguiente posición en la fila, colocándose sucesivamente los del segundo y tercero espadas. Les siguen los puntilleros, picadores, monosabios y finalmente las mulillas.

Desde el patio de caballos, la formación se dirige hasta la presidencia presentando sus saludos a la autoridad y proceden el cambio de los capotes de paseo por los de brega que utilizaran en la lidia. Regresando al patio de caballos los picadores y las mulillas.

Seguidamente los alguacilillos realizan el despeje, dando dos vueltas al ruedo y recogiendo de la presidencia las llaves de toriles que entregarán seguidamente al torilero.
Así como los alguacilillos visten de negro en las principales plazas, en Corella vestía de americana, corbata y sombrero y desde hace varias décadas con el traje popular navarro de blanco y rojo.

Es tradición corellana que el presidente de la corrida lance la llave de toriles al alguacilillo desde el palco presidencial y si este la recoge suenan los aplausos de los asistentes; caso contrario se recoge de la arena y se le entrega al caballero que se desplaza a toriles y la entrega el torilero, en señal de autorización de la presidencia para la apertura de los toriles.

La familia de Javier García “Gorrete”, con sus descendientes, han actuado de alguacilillos desde los años 1950s y creo que la saga continúa con su nieto Javier Alfaro, aunque también han actuado otros corellanos.

En Corella, aunque hemos conocido el despejo con un alguacilillo, José Luís Simón, indica que a principio de los años 1920, lo realizaban una pareja de alguacilillos, como suele ser lo habitual en las plazas de toros.

Con anterioridad al paseíllo, sobre el mediodía, ya se ha celebrado el apartado y enchiquerado de las reses, para su salida al ruedo en el orden correspondiente, una vez formados y sorteados los tres lotes de reses, entre los espadas intervinientes, estando presentes representantes de los mismos, habitualmente apoderado o personal de su cuadrilla.