En pleno desarrollo de la Reforma católica y ante la ausencia de órdenes religiosas instaladas en Corella, sus autoridades acordaron con los carmelitas descalzos en 1595, la fundación de un convento de su orden en su término municipal y entregaron a los frailes que llegaron, la ermita de San Pedro, junto a la cual se construiría el nuevo cenobio. El ayuntamiento se comprometió a sufragar las obras, si bien como compensación obtuvo el patronato del convento.
Aunque de inmediato se construyeron las nuevas dependencias, éstas debieron tener un carácter provisional, pues en febrero de 1596, tan sólo un mes después de ser inauguradas, se procedió a levantar un nuevo convento de acuerdo con las trazas proporcionadas por el Regimiento.
El cantero Martín Elizalde se hizo cargo de los cimientos y los maestros Beltrán Domínguez, Juan Echarri y Juan Domínguez realizaron y erigieron el conjunto que, con algunas interrupciones en el transcurso de la edificación, finalmente el año 1604 se dio por finalizado el edificio del convento.
Quedaba ahora elevar una nueva iglesia en sustitución de la vieja ermita, en consonancia con las necesidades espirituales de una villa que, aunque contaba ya con dos parroquias, se encontraba en constante crecimiento.
De nuevo con el patrocinio económico del Ayuntamiento, se iniciaron las obras hacia 1610, si bien no fue hasta 1618 cuando la construcción tomó un impulso definitivo con la contratación del albañil Francisco de Oyararte, de Caparroso. El 17 de julio de 1621 se inauguró finalmente la nueva iglesia de los padres carmelitas.
La ermita de San Pedro sirvió de iglesia durante los 25 años que tardaron los PP. Carmelitas en disponer de la suya definitiva.
La fachada exterior principal de la iglesia presenta la típica estructura conventual contra reformista. Construida en piedra y ladrillo, forma un paramento rectangular, realzado con pilastras laterales y rematado por un frontón triangular. El cuerpo inferior está constituido por un pórtico abierto al exterior por tres vanos, mayor el central por ser el acceso a la iglesia. Una moldura plana da paso a un segundo cuerpo presidido por una hornacina de piedra donde se ubica una escultura de Nuestra Señora del Carmen, flanqueada por dos placas cuadradas con los anagramas de Cristo y de María. Finalmente, el tercer nivel se reserva para una ventana central y los escudos de la Orden del Carmelo descalzo a sus lados. Unos aletones enlazan este bloque central con otros dos menores situados a ambos lados en los que se abren sencillas puertas adinteladas remarcadas por cintas planas.
La presencia de dos guardias civiles en la fotografía, está motivada porque en abril de 1.862 se estableció el destacamento de la Guardia Civil en las casas conventuales exteriores de “El Carmen”, (propiedad del Ayuntamiento, a raíz de la desamortización de Juan Álvarez Mendizábal en 1836), donde permaneció hasta su posterior traslado a la Casa-Cuartel en el patio de Araceli. En 1898 revirtió a los PP. Carmelitas y el Ayuntamiento en mayo de 1904, accediendo a la solicitud de los PP. Carmelitas, formalizo un arrendamiento por la vivienda destinada a Casa-Cuartel de la Guardía Civil, abonando la cantidad de 250 pesetas anuales y con una duración de 4 años, contrato del que se realizaron varias prórrogas por ese mismo plazo.
El traslado de dicha fuerza a la casa-cuartel de la calle de Araceli, se realizó el año 1930.
Como hecho histórico y anecdótico, se indica que el 15 de enero de 1808, las tropas de Napoleón de paso por Corella, se alojaron aquella noche en el convento del Carmen.