0000-00-00 – Casa de las Cadenas. Fachada a la Placeta de García Arista.

Subido por: APHC
Categoría: Postales
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Esta segunda puerta de acceso a la casa se utilizaba como entrada de los carruajes, caballerías y personal doméstico al servicio de la familia.

Por más que he leído la obra publicada de Agustín Fernández Virto, autor que mejor ha recogido, interpretado y publicado sobre la Casa de las Cadenas, pues además es descendiente de esta casa, ni en la conferencia pronunciada el día 9 de mayo de 2000, en el Nuevo Casino de Pamplona, se aclaró el alcance del “privilegio de colgar cadenas” que, por unos se considera como mera indicación de que allí permaneció un rey y que por otros se considera un auténtico privilegio real, que concedía a su propietario el derecho a asilo, por lo que la justicia no podía traspasar el umbral de una casa que colgase cadenas. Era necesaria una orden directa de algún representante delegado del rey, para que los propietarios admitiesen su entrada en dicha casa. Privilegio similar que ostentaban los lugares sagrados como las iglesias.

Una persona que fuese perseguida por la justicia, si el propietario de la casa le permitía la entrada, dicha persona no podía ser detenida de inmediato, precisando de una orden concreta.

En épocas de poder absoluto, este privilegio permitiría aclarar algún tema más tranquila y razonadamente.

Para finalizar, indicar que durante la primera estancia real en Corella, la camarera mayor de la reina Mª Luisa, Marie-Anne de la Trémoille “Princesa de los Ursinos”, recibió el tratamiento de Alteza Serenísima.

Muy posteriormente, en los años 1940 y siguientes, la Placeta de García se utilizaba para representaciones de compañías de comedias y variedades populares, a las que se acudía, previo bando-anuncio del pregonero oficial, cada uno con su asiento.
Se celebraban pequeñas obras de teatro, actuaciones de cómicos, titiriteros y espectáculos de variedades. La placeta de García, espaciosa y sin tráfico, en las noches de verano, era apropiada para este tipo de actos públicos y masivos.

Estas actuaciones eran voluntarias y se financiaban bien con “pasar la bandeja” o ya en plan más serio, con sorteos y rifas, vendiendo la máxima cantidad posible de boletos entre el público asistente.

También a partir de los años 1940s en esta Placeta se instalaban los caballitos, columpios y atracciones de fiestas.

En los primeros meses del año 2013, los propietarios de esta casa la anuncian en el mercado inmobiliario para su posible venta.