Habiendo representado al Ayuntamiento el Gremio de Labradores, que los panificados y campos, estaban expuestos a malograrse por la sequía que tiempo ha padecen, suplicándole “se imploren los auxilios Divinos”. El Ayuntamiento, atendiendo la solicitud y de acuerdo con el Venerable Cabildo Eclesiástico, acordó se hicieran las Rogativas públicas de costumbre, en los días once, doce y trece de Mayo. Se suplica la intercesión del Glorioso Arcángel y Patrón San Miguel, con una misa solemne el día quince. Se celebran Letanías y se solicita la poderosa protección de la Virgen Santísima del Villar, poniendo su Santa Imagen en rogativa pública por nueve días. El día de la Ascensión del Señor, veinte de mayo, a las seis de la tarde se traslada procesionalmente la Santa Imagen de la Parroquia de San Miguel, en que estaba desde el siete de agosto de mil ochocientas treinta y cuatro que se trajo de su Basílica por el azote del cólera, a la de Ntra. Sra. del Rosario, en la que corresponde hacerse la rogativa, por el orden alternativo que observan las dos Parroquias. El concurso fue numerosísimo. El día 21 empezó a notarse que mudaba el temporal; el día 23 llovió bastante, pero no tanto que pudiera decirse lo suficiente porque fue de nublado. El 24 a la tarde principió a llover y por la noche, una copiosa y benigna lluvia y continuó el 25 que llovió abundantemente, realizándose funciones religiosas de agradecimiento.
