Situada a los pies de la iglesia, esta bonita capilla fue abierta en 1715. El retablo es anterior a 1717, está bien dorado, se desconoce su autor y ha sido tomado como modelo para otras iglesias, se entiende que por el barroquismo que desprende.
Se compone de un motivo central, a cuyos lados están adosadas dos columnas completas, que se levanta sobre un basamento y se compone de un alto cuerpo tallado con profusión en el que se alojan las imágenes de San José, titular del retablo y la otra de la Virgen del Pilar en la pequeña ventana oval en su parte superior.
La imagen de San José es de mediana estatura y sostiene en sus brazos a un Niño Jesús de mayores proporciones a las que correspondería, por cuyo motivo, inicialmente, debió ser vestido con un traje bordado en oro que, en forma de capa sólo dejaba ver al descubierto la cabeza. Ya hace años que al Niño se le despojó de dicho vestido, figurando tal como fue concebido por el autor.
La imagen de la Virgen del Pilar es mejor, muy barroca, de un tamaño excesivo para su lugar de alojamiento, por lo que tiene parte de la columna graciosamente incrustada en la propia molduración del retablo.
La capilla es bonita y la acertada decoración la realizó en 1949 Ceferino Cabañas, según se ha expuesto.
Dentro de la capilla, en su lado izquierdo, se abre una puerta enrejada que comunica a otra capilla hecha en 1719 para alojar el retablo de las Ánimas y la pila bautismal de la parroquia.
La pila bautismal se colocó en el centro de la capilla de San José y al Niño Jesús se le quitó el vestido, según se observa en la reciente fotografía, obtenida en abril de 2010, a raíz de la inauguración de las obras de restauración realizadas en esta Parroquia.
