Esta talla de origen gótico, probablemente siglo XIV, fue muy transformada en los siglos del Barroco para convertirla en una imagen de candelero (de vestir), a la que se le añadieron el Niño Jesús y la mano derecha, así como sus ojos de cristal.
Lo que hoy podemos ver de la auténtica imagen, apenas sirve para reconocerla, pues han sido diversos los retoques y transformaciones sufridas, unas veces por una devoción mal entendida y otras por la incultura incomprensible de los hombres.
La mano derecha, así como el Niño Jesús, fueron labrados probablemente por Sebastián Sola, cuando la imagen fue puesta a la veneración pública.
La peana actual es obra barroca tallada en 1705 por Juan de Arregui y dorada por Diego Zabaleta.
