Este retablo mayor es una hermosa pieza del barroco español; pero no del que sigue a la línea marcada en la parroquia de San Miguel, sino del sobrio a la par que florido barroco aragonés, que en Corella adquiere su máxima expresión en éste y el que años después se había de levantar en el monasterio benedictino.
Se alza sobre un alto banco en el que se sitúan dos puertas con sus frentes decorados geométricamente. Flanqueándolas se ubican cuatro ménsulas que sirven de soporte para las cuatro columnas que organizan el cuerpo principal del mueble. Son columnas de gran originalidad y sumamente decorativas, entre las que se disponen dos hornacinas laterales con complejos doseles, remarcadas por una profusa decoración en sus peanas y enmarques. En ellas se emplazan las tallas de San Elías y Santa Teresa, de buena factura, en las que destaca su fina policromía, siendo la de la Santa más relevante.
El espacio central, sobre el sagrario añadido en 1880, queda reservado para el camarín, planteado hacia el exterior como un baldaquín y rematado por un lienzo con la Coronación de la Virgen. El camarín aloja la talla de Nuestra Señora de Araceli, titular de la iglesia.
Se remata el retablo con un ático semicircular muy decorado con placas vegetales. Dos estípites centran la imagen de San Miguel abatiendo al demonio, acompañado en los extremos con las figuras de San Gabriel y San Rafael vestidos de guerreros, tallas, todas ellas de mayor tosquedad que las del cuerpo principal.