La construcción de esta torre, al igual que otras muchas, trajo de coronilla desde el primer momento a los feligreses de la nueva parroquia. Construida en 1567, por Antón de Oraá, vecino de Alfaro y Domingo Chivite, de Cintruénigo, aparece al poco tiempo asustando con su ruina.
La reparación se encomendó a Pedro de Oraá, hijo de Antón; la reforma debió resultar muy costosa, Pedro falleció no finalizando la obra, y debió acabarse defectuosamente pues en 1617 se contrata con Bernal de Aroche la reforma del último cuerpo de esta torre, entendiendo que ese era el fallo, pero no fue así ya que unos años más tarde fue necesaria una nueva reparación.
De este modo se estuvieron realizando varias reformas hasta la demolición y reconstrucción del último cuerpo, realizadas con el proyecto del carmelita descalzo fray Alonso de San José.
