En los años 1960s, en una Corella eminentemente agrícola, sin industria y muy escasa en puestos de trabajo, jóvenes corellanos y corellanas marcharon a Francia, en menor medida a Alemania, Suiza, Gran Bretaña e incluso a Canadá y Australia, en busca de trabajo, fundamentalmente en el sector servicios (empleadas de hogar, limpieza de oficinas, porterías, trabajos en hoteles, restaurantes y centros asistenciales), recalando algunos en sectores industriales.
A estas naciones se trasladaron jóvenes corellanos habitualmente solteros, también algún matrimonio joven, que durante varios años continuaron trabajando en esos países.
Los solteros retornaban definitivamente a Corella para contraer matrimonio o para ocupar puestos de trabajo en una Corella que, mediante la industrialización, ofrecía puestos de trabajo paulatinamente.
Algunos matrimonios continuaron varios años hasta conseguir un capital que les permitió iniciar en Corella su propio negocio y medio de vida.
Otros contrajeron matrimonio con ciudadanos de esos países y se quedaron a vivir con su nueva familia o regresaron a España, incluso a vivir a otras provincias, dependiendo del origen del otro cónyuge.
Las corellanas que llegaban y se afincaban en París, encontraron acogida y cariño en el domicilio de Marichu Moreno “Tapia”, por ser una de las más veteranas y su condición de corellana, carácter y buena persona.
No obstante, el mayor desplazamiento se produjo hacia la capital navarra Pamplona, capitales de provincia próximas o grandes ciudades como Madrid y Barcelona, donde los corellanos encontraron sus trabajos, estableciéndose con sus familias o formando las mismas. Los empleos eran estables y los corellanos, por nuestro carácter trabajador y afable, nos adaptamos muy bien a los distintos trabajos, alcanzando puestos de cierto nivel y responsabilidad tanto en la industria, comercio, banca, servicios y administraciones públicas, contando además con la proximidad a su querida Corella, permitiendo continuos desplazamientos.
En 1958, siendo concejal Jesús Fernández Aguilar “Sierra”, a través de su yerno Alfonso Sevilla y Cándido Sevilla Enciso, que sería su primer gerente, se estableció la empresa Unión de Industrias Compañía Anónima “UNICA” denominada popularmente “La Goma”, en la carretera a Alfaro, en terrenos del “Prado”, que se vendieron por la simbólica cantidad de una peseta, creando un elevado número de puestos de trabajo fijos.
Posteriormente las empresas IENSA y COMENSVI, no fueron a la zaga y absorbieron también una importante cantidad de mano de obra.
Se había iniciado el establecimiento de industrias, que fueron ampliándose posteriormente con otras nuevas, creando una estabilidad de puestos de trabajo y un gran bienestar entre los corellanos, dando lugar a la creación de un polígono industrial, en los comienzos de los años 1980s.