En 1953, bajo la dirección de José Luis de Arrese y José Manuel Bringas, se inició la reforma de la fachada abierta hacia la plaza de los Fueros y se erigió una nueva torre, siguiendo para la torre los modelos mudéjares propios de las tierras del Ebro y los esquemas barrocos del siglo XVII en la nueva portada, que acogió una talla de la Virgen del Rosario.
Según detalla José Luis de Arrese en su libro “Arte Religioso en un Pueblo de España”, con la remodelación de la iglesia se pretendía dejar al descubierto la fachada antigua, quitando el pegote de las casas adosadas, hacer una portada nueva, pues la que tuvo en un principio había desaparecido y derribar la torre por motivos de seguridad, ya que desde comienzos de siglo había sido reforzada con la colocación de unos zunchos de hierro, por su mal estado de conservación.
La nueva torre tiene una altitud de 37 metros y la fachada presenta un aspecto digno de esta iglesia parroquial, finalizando las obras en 1955.