La torre derribada estaba rematada en un último cuerpo en forma de templete que, como era el único motivo ornamental con alguna significación artística, se la tuvo muy presente en la traza del nuevo remate y sirvió de modelo aunque resultó más enriquecido.
La nueva torre, al haber tenido presente ese motivo ornamental, presentará dos estilos superpuestos: El mudéjar en su casi totalidad y el barroco en su remate final.
La torre tiene una altitud de 37 metros.
La portada pétrea acogió una talla de la Virgen del Rosario con el Niño.
