1951-00-00 – Primera Comunión de Jesús y Mercedes Ochoa Igea “Cantes” y “Pelorricos”

Subido por: APHC
Fecha: 1951-00-00
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Acompañados por, de izda. a derecha: Carmen Ochoa (tía), Patricio Ochoa (abuelo), Aurelio Ochoa y su esposa María Igea (padres), Carmelo Moneo (esposo de Carmen Ochoa), Ángel Ochoa (tío), Antonio Ochoa (hermano), Felisa? Jiménez “Adán” (vecina), Fermina Ochoa (tía), Conchita Ochoa (prima) y con los comulgantes sus primos Fermín Ochoa, Olga Ochoa y Andrés Igea.

La realización de la Primera Comunión, tenía tanta trascendencia religiosa como social, ya que se aprovechaba este acontecimiento para que las familias se reuniesen y compartiesen la celebración del acto.
Ejemplo de lo mencionado es la presente fotografía, donde figuran familiares asistentes desplazados desde Tudela, Alfaro y Huarte-Pamplona, además de los residentes en Corella.

Las bodas y primeras comuniones eran unos de los motivos más alegres para reunirse las familias.

En los años 1950-60s el día de la festividad de la Ascensión de la Virgen, realizaban la primera comunión los feligreses de la parroquia de San Miguel y el domingo anterior lo habían realizado los jóvenes pertenecientes a la parroquia de Ntra. Sra. del Rosario.

La celebración social se realizaba en los domicilios, donde se habián dispuesto las materias primas necesarias para compartirlas con la familia, entre las que no faltaban los pollos, conejos e incluso patos. En los días anteriores ya se habían elaborado las pastas caseras típicas de estos acontecimientos. En Corella han existido siempre diferentes y variadas clases de pastas como buñuelos, magdalenas, mantecados, sequillos, rosquillas, roscos y una larga serie de dulces típicos y propios de cada celebración y festividad.

Se trataba, también, de uno de los momentos en los que se acudía al estudio fotográfico para dejar constancia del traje utilizado y lo guapos que estábamos. En ocasiones se repartían recordatorios del acontecimiento, realizados en imprenta, o fotografías a los más allegados, especialmente a los abuelos.
A su vez era muy difícil sustraerse al fotógrafo popular y se aprovechaba la ocasión para fotografiarse las familias, gracias a lo cual hoy podemos observar estos documentos.

A través de estas fotografías se puede apreciar la evolución de la vida social, en el vestir, en sus formas y modelos, son unas pasarelas de moda.

El traje de los chicos solía ser azul marino, gris o blanco de marinero, con algunas excepciones, a los que se añadían algunos complementos. El de las chicas solía ser blanco y más ostentoso, como un anticipo al que posteriormente lucirían ya el día de su boda.