Al fondo a la derecha, pasado el puente, se encuentra la fuente del Buen Deseo que alimentaba de agua el lavadero municipal que se encontraba al otro lado de la carretera, es decir, pasado el puente a la izquierda. El lavadero se construyó en 1885, disponía de pared de abrigo, techumbre y era muy concurrido por las corellanas.
Anterior y alternando con dicho lavadero, el lavado de la ropa a puño, se realizaba en los manantiales de Balbiné, El Caidero, y los ríos Cañete, Ampol, en canales y acequias de riego, aprovechando la proximidad a las viviendas, en las distintas zonas o barrios.
En mayo de 1929, se produjo la traída de agua para boca del río Ebro, mediante conducción desde Alfaro, realizándose la apertura de tres puntos de venta de agua, el Crucero, la Merced y actual Plaza de España.
El del Crucero estaba en un bajo de la casa de Virto de Vera, había que bajar unos escalones; el de la Plaza de la Merced, en los bajos del quiosco de esta plaza y el de la Plaza de España desconozco su ubicación si es que llegó a realizarse. El precio era de diez céntimos el cántaro, es decir una ochena.
Hacia el año 1932, se van autorizando, por el Ayuntamiento, las instalaciones de agua potable del Ebro en domicilios y establecimientos, autorizándose también las acometidas al alcantarillado público.
En esos años y anteriores, los “cuartos de baño” eran los corrales y hay que tener presente que no todos los domicilios disponían de corrales, por lo que era frecuente “visitar” campos próximos o descampados, quienes estaban próximos, pero fundamentalmente se utilizaban los orinales y recipientes similares en los domicilios, para todas estas ocasiones, especialmente para niños y enfermos.
Había “cuartos de baño” muy variados y de distintos modelos, fruto todos ellos del ingenio derrochado. El w.c. de entonces, donde había, era un cuarto donde había una tabla ancha con un agujero que vertía al corral.
Hasta el siglo XIX era muy normal el arrojar a la calle estos desechos, voceando la expresión de ¡Agua va! y caía lo que caía, porque no siempre eran aguas menores.
En 1935 se cambia la tubería de agua por otra de más sección para dar mayor entrada de agua del Ebro y se obliga a instalar agua a los propietarios de edificios sitos en calles por las que pasa la tubería general. La toma de agua, debido al escaso caudal, era de un grifo que se colocaba en la planta baja, debiendo subirla manualmente, en recipientes adecuados, al resto de los pisos. Esta situación perduró hasta finales de los años 1940s, ya que en 1950 se fue solucionando por la Mancomunidad de Aguas del Moncayo.
En un acta del Ayuntamiento del año 1935, se estima el recurso presentado por varios vecinos, anulando la disposición municipal que les obligaba a la instalación de agua y alcantarillado.
Puesto que el acceso a sus casas, no era por la calle principal, pudieron eludir la instalación y así lo hicieron. Los Ayuntamientos tenían que ir obligando a la utilización de estos servicios. Hay que tener presente la mentalidad y las circunstancias de esos años.
En 1944 se constituye la Mancomunidad de Aguas del Moncayo que reagrupaba a las localidades de Ablitas, Barillas, Buñuel, Corella, Murchante, Ribaforada, Tulebras, Alfaro y Malón, estableciéndose su sede en Corella.
Esta Mancomunidad es la que promueve en 1949 la traída y redistribución general de agua de boca de manera masiva y generalizada a los domicilios de los municipios mancomunados, realizándose una auténtica proliferación de las redes de saneamiento y abastecimiento en estos municipios.
