Se construyó y constituyó el año 1950, con ayudas concedidas por el Instituto Nacional de Colonización y de la Excma. Diputación Foral de Navarra.
En este trujal los socios cooperativistas entregan la oliva y a cambio recibían la correspondiente cantidad de aceite, una vez descontados los gastos de elaboración y mantenimiento.
Tenía capacidad para 10.000 Kg. en jornada de ocho horas y comprendía a 308 socios.
En esas fechas, en Corella existían otros trujales o almazaras particulares, en los que podía entregarse la oliva, recibiendo el correspondiente aceite a cambio. Recuerdo que en la intersección de las calles Carmen y Milagrosa estaba ubicado el trujal de los Hernández Lasa “Alcaldillo” y en la calle de San José número 1, junto al río Cañete (actual calle Hiladores) estaba el trujal de Pablo Ovejas.
Llamaba la atención el molino de molturación de la oliva con sus tres piedras troncocónicas que giraban sobre otra plana, triturando la oliva y formando una pasta homogénea que posteriormente se colocaba en las prensas, en capas separadas por unas piezas circulares de materia vegetal que bien podrían ser de esparto.
Una vez sometidas estas torres a presión, el aceite brotaba y se iba recogiendo en depósitos.
Finalmente se procedía a su depuración, creo que por decantación y el aceite estaba ya elaborado, obteniéndose diversas calidades en función del proceso de su elaboración y refinado.
El año 2001, con la construcción de un trujal nuevo en el polígono industrial, manteniendo el mismo nombre, el edificio quedó en desuso para esa actividad.
El edificio fue comprado por Matías Ochoa Jiménez “Pospi”.
