Delante a la izquierda Francisco Grávalos, detrás Antonio Arellano “Chirino”. El comulgante desconozco.
El nombramiento de alcalde o alcaldesa de las cofradías, se designa por turno de entre los cofrades, por periodos anuales, correspondiendo cada año al cofrade con más antigüedad, que no hubiese ostentado dicho cargo con anterioridad; a los cofrades también se les denomina “hermanos”.
Ser alcalde es considerado un honor y con el cargo se asumen varias premisas como ocuparse con la colaboración de los cofrades de las celebraciones religiosas, traslado de la imagen del Santo a la parroquia, celebración de la Salve la víspera de la celebración, la procesión del Santo, que deberá desfilar con el correspondiente roscón.
La imagen del Santo y el estandarte de la cofradía, permanecen en el domicilio del alcalde ese año.
Durante la celebración de los actos religiosos, el alcalde, ocupa un lugar relevante, especialmente durante la Misa mayor y la procesión, acompañando al sacerdote oficiante, portando la vara que le identifica como alcalde de la Cofradía.
Finalizados los actos religiosos el alcalde invitaba a los cofrades con pastas y moscatel, pudiendo ser en mayor o menor cantidad o variedad. Había alcaldes que organizaban mayores acontecimientos y no regateaban en gastos, siendo muy ponderados por los cofrades, máxime en aquellos años de escasez. Su posición económica lo permitía y ellos así lo deseaban. Porque había de todo. Había quien podía y no se “estiraba”, el comentario era claro ¡rutiñooo!, aunque todos procuraban estar a la altura debida.
Actualmente, el alcalde obsequia a los cofrades con un aperitivo, por lo que una vez finalizada la procesión, la comitiva se traslada hasta el lugar de la celebración, figurando los cofrades, músicos y familiares del alcalde, estos últimos suelen colaborar atendiendo a los invitados, durante el aperitivo.
Terminado el acto, el alcalde celebra con sus familiares una comida, compartiendo en los postres el roscón ya bendecido, que ha desfilado a los pies del Santo.
La primera mujer alcaldesa de esta cofradía fue Asunción Gil Rodríguez.
Las cofradías o hermandades se encargaban de honrar con especial devoción a sus patronos; hasta veintiuna existían en el siglo XVIII.
La Hermandad de San Antonio congregaba a los sastres y modistas, la Cofradía de San Pascual Bailón a los pastores, la Cofradía de Ánimas y San Pedro agrupaba a los labradores el día de San Isidro.
La Cofradía de San Eloy, que agrupaba a herreros, plateros y albéitares (veterinarios), tuvo su capilla propia en la iglesia de la Merced.