En 1670, el corellano fray Pedro Vicente y Gúrpide, guardián del convento de San Juan de la Ribera, en Valencia, envió a Corella, junto con el Lignum Crucis del duque de Calabria, una cuerda y una muela de San Pascual Bailón. Esto y que los mayorales y pastores de la Mesta, tuvieran por patrono a este Santo, determinó la devoción y construcción de este retablo parroquial.
Los mayorales encargaron al escultor tudelano Francisco de San Juan y Velasco, su construcción, estableciéndose quede instalado para el 8 de mayo de 1671 y por un precio estipulado de 1.900 reales.
El retablo, según José Luis de Arrese, es no sólo uno de los más antiguos entre los muchos que guarda Corella de columna salomónica, sino también el más elegante y el de talla más profusa y esmerada.
La talla de la imagen del Santo es tosca, con pliegues de acusada simplicidad y un rostro inexpresivo. Si la escultura fue tallada por el autor del retablo, demuestra que Francisco de San Juan era un magnífico arquitecto y un vulgar imaginero.
Todavía en los años 1950/70s, se oía la expresión: “Te doy una bofetada, que te pongo la cara como a San Pascual Bailón”, en alusión a que el Santo tiene la cara girada a la derecha, para contemplar la Eucaristía que entre las columnas de ese lado sostienen dos angelitos, en alusión a la devoción del Santo por la Eucaristía.
Su festividad se celebra cada 17 de Mayo.
