Retablo colocado enfrente del de San Pascual Bailón, que, según comenta J.L. de Arrese, en su construcción fue imitado en todo, pero se hizo sin gracia, como sucede a las cosas traídas por manos de discípulo.
La imagen de San Francisco Javier, sin ser una gran talla, es infinitamente mejor que la de San Pascual Bailón, con una cabeza llena de expresión y un ropaje de pliegues paralelos y menudos de gran efecto plástico; la postura es más natural y las manos están mejor trabajadas.
El cuerpo ático tiene como motivo principal un crucifijo, que en este retablo es una talla y en el San Pascual un lienzo.
