La iglesia se construyó sobre la ermita de San Pedro y después de varios parones en su obra, se realizó un esfuerzo final en 1618 y se procedió a su inauguración el 17 de julio de 1621.
Presenta la típica planta manierista de inicios del siglo XVII, acuñada por fray Alberto de la Madre de Dios en el convento de la Encarnación de Madrid. Se trata de una iglesia con planta de cruz latina de una sola nave con cinco tramos, cabecera recta y un coro alto a los pies de gran desarrollo que se prolonga por medio de tribunas laterales. El crucero está coronado por una cúpula levantada sobre pechinas.
El resto de la iglesia se cubre con bóveda de cañón decorada con lunetos, reservando el espacio del crucero a una cúpula de media naranja rebajada. Es precisamente éste el único espacio interior que recibe decoración, limitada a cuatro cartelas en las pechinas, de las que penden pinjantes de frutos y que alojan lienzos ovalados con San Alberto de Jerusalén, Santa Teresa, San Elías y San José. La ornamentación se completa con un emblema del Carmelo en la clave de la media naranja.
Poco a poco se fue avanzando en la ornamentación, incluso los retablos tuvieron que esperar hasta 1691 para ser dorados. Entretanto, las dos capillas laterales, la de Santa Teresa y la de los santos Cosme y Damián, fueron acomodadas por sus respectivos patronos. La de Santa Teresa, situada en el lado del evangelio, fue adquirida en 1653 por Miguel Escudero y Muro, miembro de esta conocida familia corellana, que la decoraron y colocaron una reja con su escudo de armas. La capilla de San Cosme y San Damián, ubicada en el lado de la epístola, fue atendida en un principio y desde 1639 por los cirujanos, médicos y boticarios de Corella, pasando posteriormente a Josefa de Luna y Gómez, sobrina-nieta del alcalde patrocinador de la fundación en 1595, don Miguel de Muro y Luna.
De mayor envergadura resulta una tercera capilla, dedicada a las Ánimas del Purgatorio, que se une al crucero por el lado del evangelio. Es digno de mención el lienzo de la Intercesión del Escapulario que preside esta capilla, fechado a finales del siglo XVII o principios del XVIII y realizado por Lorenzo Montero de Espinosa, pintor afincado en Madrid aunque de origen sevillano. Fue construida a partir de 1702 por iniciativa de Clara Eugenia de Sesma, como lugar de enterramiento de la familia Miñano-Sesma.
