El retablo mayor y los colaterales situados en el crucero, forman un sobresaliente conjunto, atribuidos por Arrese a fray Alonso de San José, tracista de la orden carmelitana y que trazó los retablos carmelitas de Ávila que se acabaron en 1636. Fray Alonso residió a menudo en el convento corellano entre los años 1638 a 1643 y los retablos de esta iglesia pueden fecharse en las cercanías de 1639.
El mayor se levanta a la altura de la mesa del altar y se divide estéticamente en tres porciones: las dos exteriores, compuestas cada una por dos ménsulas barrocas sobre las que descansan las columnas principales y la porción central, compuesta a su vez en otras tres porciones, una destinada a alojar el tabernáculo o sagrario y dos a cada lado formadas por sendos cuadros, probablemente del retablo anterior y muy malos por cierto, representando uno a San Simón Stoch y el otro a San Andrés Fesulano, atribuidos a Francisco Leonardo de Argensola.
El cuerpo noble, ocupado por la ventana que da paso al camarín de la Virgen, está flanqueado por dos columnas corintias acanaladas; algo retalladas (esta es la única diferencia que tiene con los altares colaterales), tiene otras dos columnas gemelas a las anteriores que dan tamaño y prestancia a este retablo. Las cuatro columnas, están sobre pilastras, del mismo orden.
Un entablamento con su friso decorado y un frontón curvo partido da paso al ático, flanqueado por aletones y pirámides y coronado por un frontón semicircular.
