Esta casa está ligada a la familia Sopranis, también denominada Soberanis en la documentación, y más concretamente a la figura de Francisco Sopranis Suárez y Villamón, caballero del hábito de Santiago y regidor perpetuo de las Islas Canarias. Vino a Corella en 1700 para contraer matrimonio con Clara María de Miñano y Sesma, hija de una de las familias de comerciantes más acaudaladas de la ciudad.
En 1718 fundaron un mayorazgo estimado en más de 12.000 ducados, cantidad en la que incluyeron los 6.000 ducados que recibió Clara María de manos de su madre Clara Eugenia de Sesma, con la obligación de situar a la cabeza del nuevo vínculo este edificio que acababan de construir siguiendo los gustos barrocos de la época.
La casa, uno de los edificios más interesantes del barroco civil corellano, constituye un bloque prismático de cuatro alturas erigido en ladrillo. Tanto la planta baja como los dos pisos superiores se articulan por medio de pilastras entre las que se disponen paneles con decoración geométrica, rehundidos unos y en resalte otros, que contrastan a su vez con los óculos de la parte superior. Cuatro balcones en el segundo y tercer pisos dan paso a una galería corrida de vanos adintelados situada bajo el alero con ménsulas de madera. Característicos de esta magnífica fachada resultan la plasticidad, el movimiento y los contrastes lumínicos obtenidos a través de sus profundos entrantes y salientes, derivados de la original disposición del ladrillo, las gruesas molduras de separación de pisos, el saledizo de sus balcones y su volado alero.
En los años 1950s, en el bajo de este edificio, la puerta y ventana a la vista, Luis Gil Gurucharri “Perena”, tenía ubicada su carpintería-ebanistería.