El relieve de la Encarnación es agradable de composición y fino de ejecución. El ángel desde la altura es la figura central del Misterio, en el que se ha volcado con predilección el artista, mientras la Virgen, arrodillada en un reclinatorio, está colocada en el ángulo inferior, simbolizando la humildad de la Esclava del Señor.
Lo mejor de este retablo es la armoniosa arquitectura de su traza, junto con sus imágenes.
En los dos nichos del retablo central se encontraban las esculturas de San Fermín y de San Francisco Javier y desaparecieron al abandonar el monasterio las benedictinas en el año 1970, sin saber, a ciencia cierta su destino. Retornó la de San Francisco Javier, aunque mutilada. También desapareció la escultura de San Gregorio Magno que se encontraba en el nicho del cuerpo ático del retablo central.
Eran unas bellas imágenes desconociéndose el autor, aunque la imaginería recordaba las buenas manos de Pedro Onofre y Juan Antonio Gutiérrez que poco antes labraron en la parroquia de San Miguel.
