Viernes Santo

VIERNES SANTO. Procesión del Viernes Santo
La procesión del Viernes Santo de Corella, denominada “Procesión del Santo Entierro”, es un resumen de la Biblia. En ella podemos contemplar desde representaciones vivientes de personajes bíblicos a otros como las virtudes teologales, que no forman parte ni del antiguo ni del nuevo Testamento.
También desfilan pasos procesionales, algunos de los cuales son de gran calidad artística, portados en andas, habitualmente por corellanos, representándose la pasión y muerte de Cristo.

En las publicaciones realizadas hasta la fecha, se indica que se lleva desarrollando con fecha documentada desde 1710, en la que se creó la Cofradía o Hermandad de la Caridad y Amistad de los Dolores, aunque la procesión debía realizarse con anterioridad a esta fecha. Ahora podemos afirmarnos en esto último a raíz de constatar que, en sesión de 20 de Marzo de 1668, ya se recoge en acta de la Corporación Corellana, que a la procesión que se hace en la noche del Jueves Santo, con los pasos de la Pasión de “Chysto” nuestro Señor, asista la Ciudad (Ayuntamiento) alumbrando con las hachas en sus puestos, en la forma que se acostumbra, llevando el abad de la Cofradía de la Santísima Vera Cruz, que concurre con las autoridades a la procesión, una hacha de su cofradía, verde. Se indica que “se haga como se acostumbra”, luego ya venía celebrándose desde años anteriores, aunque no se recoja hasta ese momento. En sesión de 20 de Marzo de 1687, se recoge que, mediante bando, se ordena a los vecinos que limpien las calles por donde “han de ir” las procesiones del Jueves y Viernes Santo. Es de suponer que, ambas procesiones, se celebraban, por lo menos, con cierto paralelismo y desde fechas similares. En 1715, en sesión de 4 de abril, el Ayuntamiento acuerda se “empiedren” las calles, por donde han de pasar las procesiones del Jueves y Viernes Santo.

En su organización, disposición y mantenimiento de los pasos procesionales, intervenían la Congregación del Rosario y Socorro de los Pobres y las Hermandades del Descendimiento, del Cristo a la Columna, del Huerto y de la Cruz a Cuestas, antecedentes de la actual Hermandad de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, constituida el 7 de Marzo de 1944, fecha en que fue erigida canónicamente por el Obispo de Tarazona. Pronto alcanzó el prestigio que hoy en día tiene, debido a su originalidad y la gran participación ciudadana.

Con el paso de los años se han ido añadiendo y actualizando pasos procesionales y representaciones vivientes, hasta convertirse en lo que hoy conocemos. Todos los años, componentes de la Hermandad de la Pasión, planifican y realizan mejoras o renovaciones de pasos procesionales y de figuras representativas.

En cuanto a su recorrido, la procesión ha ido cambiando el punto de salida y recorrido. El año 1797 y por estar en obras la iglesia de San Miguel, tenemos constancia del recorrido de ese año, ya que, según se recoge en acta de sesión, la Corporación Municipal, con la aprobación de los dos Vicarios (Párrocos), dispone que la procesión del Viernes Santo o Entierro de Cristo, saliendo de la iglesia del Rosario, se dirigiese, como así se realizó, por toda la calle Mayor y puente del río Cañete hasta la Plaza de la Merced, por cuyo barrio adelante, se continuó a bajar por la cuesta que llaman del Monasterio de Religiosas Benitas (San Benito), e introduciéndose por el Portal de la Carnicería, dio vuelta por la calle donde se hallaba situada esa oficina (la carnicería pública, antigua calle Carnicería y actual de San Juan), y subiendo hacia la esquina de la fábrica (obra) de dicha Parroquia de San Miguel, se dirigió, por aquella calle (debió ser, o bien por la calle del Vallejo y Losada o por la del Santísimo y la Reja), a la Plaza de la Verdura (actual Plaza de España), y de allí a la Plaza del Mercado (actual Fueros de Navarra), por la Rúa (actual Emilio Malumbres), y se introdujo en la citada iglesia del Rosario, donde concluyó dicha procesión.

Ya en unos tiempos más recientes, salía de la parroquia de San Miguel, donde previamente se trasladaban los pasos de la parroquia del Rosario y de otras iglesias. El recorrido era calle San Miguel, La Cruz, Mayor, Plaza de la Verdura o de la República o de España (según épocas), de la Rúa o Emilio Malumbres, Plaza del Rosario, del Mercado o de los Fueros, Crucero, Cuesta de San José o Avda. Miguel Escudero, Barrio Bajo o calle San Francisco, Plaza Baja, del Santísimo Sacramento e iglesia San Miguel. Más tarde la salida se trasladó a la iglesia de la Merced hasta su derribo en 1978, realizándose una ligera variación del recorrido.

A partir de 1978, la procesión se inicia en la Parroquia del Rosario, en la puerta de la Plaza de los Fueros y continúa por las calles Emilio Malumbres, Plaza España, Mayor, La Cruz, San Miguel, del Santísimo Sacramento, Plaza Baja, San Francisco, Avda. M. Escudero, Crucero, Plaza de los Fueros y regreso a la Parroquia del Rosario. Como se puede apreciar, el recorrido actual es casi el mismo, aunque en sentido inverso, al que se realizaba anteriormente.

El acto que se ha transformado, es el encuentro de Jesús con el Cirineo, que se realiza en el Crucero y que, anteriormente se producía como a mitad del recorrido y ahora se efectúa en el tramo final del mismo.

Sobre el itinerario de la procesión, comentar que era de competencia de la Corporación Municipal, dándose el caso de que el año 1891 se multó con 25 pesetas al Porta-Guión de la procesión (lo portaba Tomás García), celebrada el día 27 de Marzo, por hacer caso al Cabildo de la Parroquia de San Miguel (Párroco y sacerdotes), desobedeciendo las órdenes del Ayuntamiento.

En 1967 fue declarada por el Ministerio de Información y Turismo como “procesión de interés turístico y como uno de los 50 desfiles procesionales más típicos y característicos de España”. En 2015, el Gobierno de Navarra, la declara “Fiesta de interés turístico de Navarra”, incluyéndose en este reconocimiento la “Función de las Siete Palabras” y la “Procesión del Santo Entierro”.

En la procesión, era habitual y tradicional que, las personas que representaban figuras bíblicas y acompañantes, en el transcurso de la procesión, repartiesen caramelos a sus amistades y a los niños. Los caramelos, en los años 1950s y 1970s, tenían una magnífica aceptación y se procuraba llamar la atención de los conocidos para que te diesen dulces. Era todo un acontecimiento, tanto si recibías los caramelos, como si los repartías, según fueses espectador o integrante de la procesión.

El “guirigay” que se organizaba hasta la llegada de los primeros pasos procesionales era notable y se asumía con mucho cariño, pues a partir de ese momento, la procesión transcurría por los cauces de recogimiento y silencio propios del acontecimiento que se rememora.

A partir de la década de los años 1970s, se suprimió lo de los dulces, eliminando uno de los elementos más genuinos, pero a su vez, fue adquiriendo la categoría y prestigio que posee actualmente, que va incrementándose cada año por el buen hacer de los corellanos y la dedicación, trabajo y organización de los miembros de la Hermandad de la Pasión. Lo del reparto de caramelos, no acababa de entenderse por los visitantes de otras poblaciones que acudían a ver la Procesión y había que explicarles que era una tradición.

La Hermandad de la Pasión editó el año 2002 un magnífico libro “Semana Santa, Corella Navarra”, donde se describen y recogen las características de la Semana Santa en Corella y fundamentalmente una detallada descripción de todos los elementos que componen la Procesión del Santo Entierro del Viernes Santo.

Vamos añadiendo fotografías de nuestra Procesión, unas por no figurar anteriormente y algunas otras para que se puedan observar las novedades, evolución y mejora que se va alcanzando.

También el día del Viernes Santo, los corellanos tienen una cita especial con la celebración de la “Función de las Siete Palabras”, que con partitura musical para piano y orquesta, de Mariano García Zalba, nacido de Aoiz (26-07-1809) y fallecido en Pamplona (5-02-1869), se celebra ininterrumpidamente desde el año 1874, en la Parroquia de San Miguel.

El acto comenzaba a las 12 del mediodía, finalizando exactamente a las 3 de la tarde, hora que murió Jesús; glosando un predicador cada una de las últimas siete palabras pronunciadas por Jesús, alternando con la interpretación de la parte musical realizada por el grupo coral y la Capilla de Música, situados en el Coro.

Por su larga duración no siempre la gente escuchaba el acto íntegramente, sino que la gente entraba y salía de la iglesia para escuchar las palabras de su agrado o consideradas más relevantes y el acto final.

A partir de 1986 se anuncia como Concierto Sacro, interviniendo conjuntamente la Capilla de Música y el Orfeón Virgen del Villar, que se colocan en el altar mayor cara al público. De este modo se acortó su duración haciendo más breves las reflexiones religiosas sobre las palabras, sin perder su intensidad. El concierto continúa siendo uno de los actos culturales con mayor arraigo en Corella.

El concierto de “Las Siete Palabras” se compone de una Introducción “Al calvario almas llegad” (Gran Coral); 1ª Palabra “Padre, perdónalos, no saben lo que hacen” (Solo de tiples); 2ª Palabra “Hoy serás conmigo en el Paraíso” (solo de Mezo-soprano); 3ª Palabra “He ahí a tu Hijo, he ahí a tu Madre” (Gran coral); 4ª Palabra “Por qué me has abandonado” (Solo de contralto y coro); 5ª Palabra “Sed tengo” (Solo de tenor y coro); 6ª Palabra “Todo está consumado” (Solo de contralto y coro); 7ª Palabra “En tus manos encomiendo mi espíritu” (Solo de bajo y coro); final “Ya murió” (Grandiosa pieza orquestal y voces, semejando la tempestad). Las tres últimas palabras están enriquecidas en su parte orquestal por solo de saxofón tenor en la 5ª, flauta en la 6ª y violín en la 7ª, con algunas modificaciones, en función de voces disponibles. Antes de interpretar el final de la obra, se recita el Credo y se oyen tres campanadas, símbolo de la hora en que murió Cristo.

Por la interpretación de cada una de las siete palabras, merecen ser citados Julián Librada Sesma “Librada” (Bajo) que desde los años 1940s ha cantado en el concierto y desde los años 1960s como solista de la Séptima Palabra; Juan Antonio Arellano Galarreta “Varillas” (Contralto), cantando durante más de 40 años la Cuarta y Sexta Palabras; Manuel Corpas De Vicente “Corpas” (Tenor), cantando la Quinta Palabra también durante 40 años y Dolores Malumbres Sanz “Serafina” (Mezo-Soprano) que lleva cantando la Segunda Palabra una treintena de años. No conozco los nombres de los corellanos(as) que van tomando el relevo de los anteriores, aunque he comprobado que, en estos últimos años, Amaia Virto es solista de la 4ª y 6ª Palabras; José Mª Peralta López “Sarda” lo es de la 5ª (que orgulloso estaría su padre que durante años hizo vibrar la flauta en la 6ª palabra) y Manuel Muñoz de la 7ª; a los que se suman Juan José Catalán Francés, con su saxo en al 5ª y Marian Garrido, con su flauta en la 6ª Palabra.

Añadiremos el nombre de Juan José Catalán Ayala, fundador y primer director del Orfeón Virgen del Villar y de Juan José Lacarra, su actual director.

Tanto en este Concierto Sacro como en la anterior versión de la “Función de las Siete Palabras”, muchos han sido los corellanos que han participado o colaborado de una u otra forma en su realización; sirvan estas líneas para su recuerdo y dejar constancia de nuestra gratitud.

Llegados hasta aquí y una vez detallados los actos del Viernes Santo, considero que la Semana Santa quedaría incompleta si no comentase algo relativo a los actos celebrados el día de Jueves Santo y especialmente los relativos a la visita que las familias realizaban a los “monumentos”, en la tarde-noche corellana, acontecimientos que forman parte de nuestra tradición e historia social y religiosa.

En los años 1950s, el Jueves Santo por la tarde, una vez finalizada la misa, que se celebraba en todas las iglesias, se cogía una Hostia de las de celebrar misa (de las grandes) y se depositaba en un ostentorio o custodia, colocándose a su vez en un expositor muy adornado con ornamentos religiosos, representando y rememorando el encarcelamiento o aislamiento de Jesús. El altar mayor o lugar elegido para su exposición, se adornaba con cantidad de flores, velas, cirios, sedas y otros adornos, siendo el resultado espectacular, comparado con los días ordinarios. A estos expositores se les denominaba “monumentos” y existía la costumbre de visitarlos en familia, siendo frecuente que fuesen los miembros de una, dos o más familias las que se unían para realizar el recorrido a las distintas iglesias de Corella, realizando en cada uno de ellos unos breves rezos y oraciones. Recuerdo que en las oraciones, en vez de decir ¡Viva Jesús Sacramentado!, ese día se decía ¡Viva Jesús Encarcelado!

La visita se comenzaba como a las nueve de la noche y se finalizaba como a las once o las doce, ya que la costumbre era visitar todas las iglesias de culto, que en los años 1950s, además de las dos parroquias, eran las iglesias de El Carmen, Araceli, Milagrosa, Mercedarias y San Benito. Era la oportunidad para ver y visitar iglesias a las que habitualmente no se acudía, en ocasiones porque no siempre estaba permitida la visita, ya que no se celebraba culto al público a diario.

Antiguamente, parece que en los monumentos se colocaba únicamente el sagrario de la iglesia, o un pequeño receptáculo de características similares. Así, en los años 1660s, las llaves de los sagrarios de los monumentos, en las celebraciones religiosas del Jueves y Viernes Santo, quedaban en poder del Alcalde y Regidores, repartiéndose la asistencia de los munícipes por las distintas iglesias de las que era patrono dicho Ayuntamiento.

Los miembros de la Adoración Nocturna Española, organizaban turnos de presencia de sus miembros de tal manera que siempre había alguien en los “monumentos” de las distintas iglesias. En las iglesias atendidas por religiosas, eran las mismas monjas las que realizaban los correspondientes turnos de oración.

Durante la Semana Santa, todas las imágenes de las iglesias se tapaban con unas telas moradas, que se quitaban el domingo de resurrección.

En mi época de monaguillo, cuanto te correspondía acudir a la misa primera, 7 de la mañana, entre que no había luz y las imágenes todas ensabanadas que te daban un poco de respeto, te presentabas en la sacristía en un voleo o en un “santiamén”, como se decía entonces.

Las campanillas de los actos litúrgicos desaparecían y en su lugar los monaguillos hacíamos sonar unos artilugios de madera, donde el sonido era el producido por un vástago que golpeaba sobre una madera plana de unos 30 por 10 centímetros, denominados “martillos”. Las “paletas”, también usadas en estas ocasiones, eran otros artilugios de madera donde sobre una madera central, como una pequeña paleta de ping-pong, se ataban otras dos, una a cada lado, que golpeaban sobre la central.

También se utilizaban las carracas o también llamadas matracas, donde unas lengüetas o paletas golpeaban sobre una rueda dentada también de madera. Las había pequeñas que se hacían girar sobre un eje sobresaliente y las de mayores dimensiones, en forma de cruz regular, que tenían una lengüeta en cada brazo de la cruz que discurrían sobre una rueda dentada central que se movía con una manivela, también de madera. El sonido de estas últimas ya era considerable.

La fecha de la celebración de la Semana Santa es variable y se rige por el calendario lunar judío, tomando como referencia la celebración del domingo de Pascua que corresponderá con el siguiente a la luna llena del mes judío de Nissan.

Como colofón a nuestra procesión del Viernes Santo, añadir que el año 1956, el día de Viernes Santo no pudo desfilar la procesión por una intensa lluvia, trasladándose al siguiente día de Sábado Santo por la tarde, celebrándose con toda solemnidad.

El año 2020, esta procesión así como otras muchísimas celebraciones y eventos nacionales o internacionales, entre otras las famosas celebraciones de la Semana Santa, fueron suspendidas por la pandemia causada por el coronavirus Covid-19, que con su origen en China, se extendió en los meses de Enero y siguientes por todo el Mundo.