Entre otros asuntos, se notificó por Joaquín María Morales que, por cierta persona devota se la habían entregado 800 reales, con destino a que se inviertan en la obra de dorar y jaspear el retablo del Santísimo Cristo, de la capilla de la iglesia parroquial del Arcángel San Miguel, propia de la Ciudad y solicitaba autorización para realizar dicha obra. Debatido el asunto, se acordó encomendar a dicho Sr. Morales contrate la realización de dicha obra, utilizando si fuese necesario alguna otra cantidad, que obran en su poder de limosnas dada con destino a dicho retablo.
1792-03-29 – (Autorizando el dorado de retablo de la Ciudad, en San Miguel).