Entre otros asuntos, antes de firmar, y por haberse hecho presente por varios labradores, que Ignacio Guillorme, se ha propasado a roturar y sembrar, cierta porción de tierra en la Hoya, que llaman de la Nevería, privando de la carretera y cañada que usa el común de los labradores, para bajar a abrevar sus caballerías al río Cañete, causándoles notable perjuicio. Presentado el tal Guillorme, dijo que, hacía como 2 años que había tratado sobre el asunto con el Licenciado D. Joseph Rodríguez y Juan Renault y García, Depositario y Escribano del Ayuntamiento, que al tiempo eran, y le dieron licencia para roturar y poner en cultivo dicho sitio, ofreciéndole se le daría a censo perpetuo, por 3 cuartales de trigo anuales o lo que estimasen personas inteligentes, y sin embargo no llegó el caso de otorgarse escritura en su razón, pero que ha roturado y cultivado dicho sitio. A la vista de los perjuicios que se causa al común de los labradores en privarles de la carretera o cañada que ha permanecido en el tiempo para su uso, se ordenó al dicho Ignacio Guillorme que, desde hoy en adelante no cultive porción alguna en aquel paraje y que, levantada la cosecha que tiene, la deje en el ser y estado que antes se hallaba, a lo que dicho Guillorme se ofreció a cumplir, y pagar la renta de la porción que ha ocupado, según corresponda.
1785-02-18 – (Sobre roturación indebida en cañada).
