Acordaron que atendido que las dos cruces grandes que hay de plata, en las dos iglesias parroquiales de esta Ciudad, para llevar en las procesiones y demás funciones, están descompuestas porque los sacristanes no las pueden llevar sin mucho trabajo, se determinó que como la Ciudad es patrona de ambas iglesias y que dichas cruces pesan 80 marcos de plata vieja, se entreguen a Joseph de Miñano, vecino de esta Ciudad, para que las remita, con Domingo Virto Díaz, galerero ordinario vecino de esta, a la Villa de Madrid y a poder de D. Esteban de Lastiri, su corresponsal, para que se deshagan por un platero de satisfacción y con la plata que tienen haga dos cruces más ligeras para las dichas dos iglesias, para que con más conveniencia las puedan llevar los dichos sacristanes. Y que con la plata que sobrare se hagan diferentes alhajas de plata que son muy necesarias para las dichas iglesias.
1696-02-16 – (Las cruces procesionales de las dos parroquias se aligeran de peso).