El presbítero Juan de Cartaxena entregó a los Regidores una caja de varios colores, cerrada y sellada, y en ella “dixo” hay reliquias de cuatro santos mártires y se mandó poner dichas reliquias en el archivo, hasta que sean vistas y aprobadas por el Ordinario de esta Diócesis y una vez aprobadas se pongan en la iglesia de San Miguel donde declara dicho Cartaxena es su voluntad.