Atendido que los regadores del río Cañete, han hecho relato que la presa de dicho río tiene precisa necesidad de repararse por estar muy derruida y que si no se arregla no se puede conducir el agua del río Cañete; se acordó que se hagan en dicha presa todas las reparaciones de daños, de suerte que se pueda traer el agua para regar y que el gasto se haga por cuenta de Diego de Corcile, Tesorero de la Ciudad, en consideración de que sea puesto en arrendamiento la dicha presa tres veces y no ha habido quien arrendase aquella ni esté ninguno por ahora, y para que de ello conste, hizo auto que firmaron como sigue.