Este edificio construido a finales del siglo XVII en su origen, está ligado a una de las estirpes de la Corella de la edad moderna, los Miñano. Apellido que llegó desde Miranda de Arga, merced al matrimonio de Gabriel Miñano y Mendoza con la corellana Isabel de Cabia y Donelfas en 1632.
Los Miñano se dedicaron al negocio lanar, ocupando en Corella, en la primera mitad del siglo XVIII, el tercer lugar en la exportación de sacas de lana hacia Francia, sólo por detrás de los Virto y los Sesma.
José Miñano y Cabia casó con Clara Eugenia de Sesma en 1659 y fueron los que dieron un nuevo impulso al patrimonio familiar fundando en 1697 el Mayorazgo de los Miñano, construyendo esta casa donde fijaron su residencia familiar, valorada entonces en 6.000 ducados y situándola a la cabeza del nuevo mayorazgo, el que agregaron diversas viñas y fincas por un valor de más de 15.000 ducados. Clara Eugenia, viuda ya, añadió al Mayorazgo la capilla de las Ánimas, que mandó construir en la iglesia del Carmen de Corella.
Fueron los hijos de este matrimonio los que obtuvieron de la justicia navarra, en julio de 1687, una sentencia de hidalguía que les reconocía como nobles y las facultaba para utilizar escudo de armas.
En la rama familiar de los Miñano han existido alcaldes de la ciudad, militares de alta graduación, miembros del consejo de Su Majestad, escritores, historiadores y caballeros de órdenes militares.
Esta casa fue pasando en herencia siempre por la línea troncal hasta llegar a la tataranieta de los fundadores, Mª Eugenia Miñano y Ramírez de Zurita con quien se perdería en Corella el apellido Miñano por vía masculina.
Nacida en Madrid en 1783, contrajo matrimonio en Madrid en 1801 con Antonio Porlier y Sáenz de Asteguieta, tercer Marqués de Bajamar, momento a partir del cual la casa pasó a estar vinculada con el mencionado título nobiliario hasta nuestros días.
En el siglo XIX se realizó una profunda reforma, eliminando de su fachada cualquier adorno de gusto barroco, excepto las rejas primitivas.
El edificio consta de planta baja, construida en ladrillo, con una portada de medio punto con dovelas almohadilladas, dos cuerpos en los que se distribuyen varios balcones con rejerías de forja, y un ático con ventanas. Presenta una estética austera y desornamentada, reservando el ladrillo para el piso inferior, y el enfoscado para el resto de la fachada, con sus vanos enmarcados por pintura, técnica utilizada también para articular las alturas fingiendo pilastras.
En el frontis de la segunda planta, en vano entre balcones, luce un vítor, otorgado por la ciudad de Corella en 1808 a uno de los hijos de esta casa, José Luis Miñano Daoiz, con motivo de su nombramiento como mariscal de campo de los ejércitos. Este caballero en 1794 entró a poseer este edificio como cabeza de su familia y precisamente sería su hija Mª Eugenia la que se convertiría, por su matrimonio, en marquesa consorte de Bajamar.
