Sobre el anillo de la cúpula, e iluminados por la luz que entra de los vanos superiores, se aloja una cohorte de ángeles de talla en madera, que a las órdenes de San Miguel están luchando contra los demonios con toda clase de armas ofensivas: lanzas, escopetas o arcabuces y pistolas.
La imaginería del autor de los ángeles es digna de alabanza, pues derrochó imaginación y eficacia. Se pretendía derrotar a los demonios, pues ¡cuanto más, mejor!, cuando las cosas no pueden fundamentarse en la fidelidad, se refugian en el simbolismo.
Los demonios derrotados parecen caer hacia el presbiterio, de manera teatral, siguiendo los gustos barrocos.
La fisonomía barroca queda remarcada por diversas piezas como los púlpitos, la sillería del coro y el órgano, piezas todas ellas dieciochescas. El coro está a los pies de la nave central y se sitúa en alto; de él surge una tribuna lateral, por el lado del Evangelio, reservada al órgano.
La obra decorativa, pintura y ornamentación actual de la iglesia la realizó en su totalidad Ceferino Cabañas, en un periodo de 16 meses entre los años 1948 y 1949. Pudo realizarlo en este tiempo por el excepcional dominio que tenía en este tipo de obras, pues pintaba directamente sin realizar plantilla alguna. Ceferino realizó esta importante obra con 68 años de edad.
Jacinto Alcántara Gómez, jefe de Protocolo del Ministro Arrese, visitó Corella y se indica que se encariñó con la parroquia de San Miguel –entiendo que prevaleció su amistad con el Sr. Arrese- y pintó, con destino a las pechinas del crucero, los cuatro Evangelistas (San Mateo, que tiene atributo de un ángel, es retrato de su padre Francisco, fundador y primer Director de la Escuela Nacional de Cerámica de Madrid) y para las bóvedas laterales del crucero pintó dos lienzos de cinco por tres metros, representando el Ángel de la Eucaristía y el otro una alegoría de la Asunción de la Virgen, hecho con motivo de la declaración del Dogma. Como deferencia y agradecimiento hizo figurar en este lienzo a José Luis Arrese y su esposa Mª Teresa, quienes mandaron ser cambiados por sus patronímicos San José y Santa Teresa, realizando el autor la corrección indicada.
En la reforma de 1948, entre arco y arco de las capillas, se realizaron unos nichos para alojar cuatro grandes estatuas representativas de los fundadores de cuatro de las órdenes religiosas afincadas en Corella. Son regalo de la Secretaría General del Movimiento al Ministro Arrese y obra de Antonio Arenas, escultor nacido en Santa Cruz de Mudela (Ciudad Real), profesor de la Escuelas de Artes y Oficios de Ávila.
Las estatuas de San Elías y San Benito ocupan el lado de la Epístola y las de San Pablo de la Cruz y San Pedro Nolasco el lado del Evangelio, la efigie de este último es el retrato con barba del escultor.
A los lados externos se colocaron unos grandes cuadros, tres de los cuales vinieron de la abandonada iglesia de la Merced. A la derecha de San Elías está la Virgen de la Merced, a la izquierda de San Benito está el de San Eloy que la Cofradía de Herreros y Caldereros tenían en la Merced; junto a San Pedro Nolasco, el cuadro es de este mismo Santo y junto a San Pablo de la Cruz, un cuadro de Santa Gertrudis.