Se habla de esta virgen por primera vez en el siglo XVI. La leyenda habla de un pueblo situado donde se encuentra la ermita y de unos pastores vecinos del lugar que, con gran asombro, descubrieron la imagen de la Virgen sobre un rosal nacido en los montes de Argenzón. Un cuadro del siglo XVII conservado en la subida del camarín, recoge esta leyenda y la interpreta con una procesión encabezada por el Cabildo y autoridades que salen con sus andas vacías a recoger la imagen de una población titulada así: “Villa del Villar”.
Esta descripción, similar a todas las apariciones marianas, carece de fundamento histórico, entre otras cosas, porque el pueblo del Villar, parece que no ha existido nunca.
Ya que la historia de la imagen que se venera en Corella como patrona de la ciudad, se pierde en la maraña del siglo XVI, más verosímil sería pensar que la imagen procede del primitivo convento cisterciense que estuvo en Yerga puesto que se trata de una imagen más antigua y su estilo recuerda las góticas del XIII y XIV.
Se trata de una talla que en el transcurso del tiempo se ha ido transformando en una imagen barroca de vestir. Así se pudo constatar en la restauración realizada el año 1956, con motivo de su coronación canónica.
Lo único que se conserva de la talla original es la cabeza y las manos, probablemente la razón que movió a estos piadosos y bárbaros devotos a destrozarla fue que la imagen original estaba sentada, lo cual reducía su tamaño, y entre los piadosos de entonces gustaban más las imágenes grandes; vistiéndola se podía dar la sensación de que estaba de pie y se le podía dar la medida deseada. Todo esto, lógicamente, está visto desde nuestros días.
Cuando en 1637 se hizo un nuevo y mayor retablo, la imagen ya estaría vestida, pero a buen seguro que no se perdió la ocasión para incrementar de paso la altura de la estatua.
En diciembre de 1792, se realizó en Madrid una edición de estampas de la Virgen del Villar. ¿Quizás pudo ser la primera?.
En cuanto a su nombre, en la publicación titulada “Historia de la Sma. Virgen de la Rosa, popularmente llamada del Villar, Patrona de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Corella, Navarra –(España)”, escrita en verso por el R. P. Manuel María Crespo, Misionero Apostólico de Filipinas, continuada por el R. P. Isidro Martínez Igea, Misionero Apostólico de la Guinea Española (África Ecuatorial), ambos hijos de la Ciudad de Corella, Edición publicada en Managua en 1950, observo que se hace referencia al cambio del nombre de la Virgen de la Rosa por la nueva advocación de la Virgen del Villar, tomando el nombre del lugar donde se produjo su aparición, pero se desconocen también las fechas en las que se realizó el cambio al nombre actual.
