Parece ser que su inauguración fue un gran acontecimiento, pues podemos decir que todo Corella procuró estar presente en este acto tan relevante, como recoge esta espléndida fotografía. Hay que tener en consideración la fecha en que se produjo esta construcción.
Acudió a Corella para este evento la Excma. Diputación Provincial en pleno, e incluso se recoge en sesión municipal, que los Alguaciles y el Conserje del Ayuntamiento, estrenaron uniformes nuevos y se contrató a la Banda de Música para su asistencia al evento.
Las obras públicas de la época despertaban interés en las gentes, por su grandeza y novedad.
Este puente de hierro, en la entrada desde la carretera de Tudela y Madrid, se construyó con un solo ojo, es decir sin apoyos centrales, me imagino que se trató de un proyecto muy innovador en dicha época.
Esteban Urmeneta Echarri, fue el armador o director del montaje de este puente de hierro.
En 1915 se reforzó con dos pilastras (“machones”), colocadas en el lecho del río, realización llevada a cabo entiendo que por motivos de seguridad, por las exigencias del servicio prestado por dicho puente y el incremento de peso de los vehículos que por él comenzaron a transitar.
En junio de 1936 una riada derribo una de las dos pilastras centrales “machones”, la más próxima al núcleo urbano, quedando apoyado, a partir de ese momento, únicamente sobre una pilastra y así permaneció durante 27 años, hasta la construcción de un nuevo puente ya en el año 1963, por motivos de progreso.
Anteriormente y hasta los años 1690, era de forma continuada cuando las avenidas de agua en el río Alhama, deterioran y hasta derriban las diversas puentes de madera y troncos que los maestros fusteros (carpinteros), arreglaban y recomponían una y otra vez, hasta que ya grandes avenidas, llegaron a causar periódicamente grandes destrozos, que en ocasiones, no permitían el paso de personas ni de ganados.
El año 1692, se sacó a subasta y se le adjudicó a Pedro de Aguirre Hernández, la construcción de una puente en piedra, que constaba de tres ojos y que, sin estar finalizada dicha obra, una gran riada destruyó un ojo que tuvo que reconstruir dicho adjudicatario.
En Julio de 1810, se realizó una nueva reparación, y por motivos económicos, se utilizó piedra procedente de parte del Portal de Santa Teresa, de la parte que amenazaba ruina, ya que localizar cantera, arrancar la piedra y transportarla suponía un mayor coste.
