0000-00-00 – Iglesia de los Carmelitas Descalzos, “El Carmen”. Interior de la iglesia.

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Durante el siglo XVII la iglesia contó sólo con estas dos capillas, pero ya en 1702 doña Clara Eugenia de Sesma, según ya se ha indicado anteriormente, solicitó a la comunidad un lugar para construir una capilla adosada a la iglesia. La comunidad se lo concedió y sobre un terreno de la huerta, lado del evangelio en el crucero, abriendo el muro, se levantó la capilla de las Ánimas, conocida posteriormente por la del Niño Jesús de Praga. Su constructor fue Juan Argos Echeverría.
Clara Eugenia de Sesma, la dedicó como lugar de enterramiento de la familia Miñano-Sesma, una de las familias más sobresalientes de la Corella dieciochesca y cuyas sepulturas salieron a la luz en una reciente restauración.

Por esos años, las familias de abolengo financiaban la construcción de capillas, en iglesias y conventos, como lugares privilegiados para enterramiento de los miembros de dichas familias. En el caso del Carmen, no sólo el subsuelo de la iglesia, sino también el del claustro procesional, fueron habilitados para sepulturas.

El constructor del convento e iglesia, Beltrán Domínguez, está enterrado merecidamente dentro de la iglesia, en la sepultura que el mismo edificó.
Hay una larga lista de corellanos que reposaron en esas tumbas con posterioridad.

Las imágenes de la Virgen del Carmen, la de Santa Teresa, San Juan de la Cruz y la de San José, fueron también adquisiciones que se realizaron en el transcurso de los años, al igual que los cuadros, ornamentos y objetos sagrados, siendo algunos regalados por la devoción de fieles.

Quizás el regalo más llamativo fue el Santocristo de la Piedad, llamado también de Malta o de la Sangre. Lo trajo de Malta, donde era venerado, el corellano Miguel de Luna y Berrozpe, contándose que durante el trayecto sudó sangre. Entregado al convento en 1704, año que los corellanos lo sacaron en rogativa para terminar con la sequía que asolaba sus campos, el Santo Cristo atendió la petición de los corellanos. De ahí los diversos nombres con que se conocía.

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