En 1953, bajo la dirección de José Luis de Arrese y José Manuel Bringas, se realizó la reforma de la fachada abierta hacia la plaza de los Fueros y se erigió una nueva torre, siguiendo para la torre los modelos mudéjares propios de las tierras del Ebro y los esquemas barrocos del siglo XVII en la nueva portada, que acogió una talla de la Virgen del Rosario.
Según detalla José Luis de Arrese en su libro “Arte Religioso en un Pueblo de España”, con la remodelación de la iglesia se pretendieron conseguir tres objetivos fundamentales:
1º.- Dejar al descubierto la fachada antigua, quitando el pegote de las casas adosadas.
2º.- Hacer una portada nueva, pues la que tuvo en un principio había desaparecido.
3º.- Derribar la torre por motivos de seguridad, ya que desde comienzos de siglo había sido protegida con unos
zunchos de hierro, por su mal estado de conservación.
Ya se ha derribado el añadido donde se encontraban las viviendas del sacristán y el campanero y se está procediendo al derribo de la torre, para dar paso a la construcción de la nueva y la remodelación de la fachada, en la vista a la plaza de los Fueros. En 1872 y durante unos años, en la vivienda del campanero estuvo ubicado el Juzgado Municipal, que de la Casa Consistorial se trasladó aquí, y la vivienda de un alguacil, para el cuidado del Juzgado. Tres años después, el campanero volvería a su antigua vivienda.
Las viviendas del Sacristán y del Campanero fueron ubicadas en un lateral de la iglesia, calle Peñuela.
En la calle Peñuela se encontraba el edificio parroquial denominado de la Acción Católica, donde se ubicaba una sala dedicada a teatro y cine y varias salas para juegos y ocio de los jóvenes de Corella.
Este complejo lo fomentó el sacerdote corellano Antonio Arellano, se inauguró un 26 de septiembre de 1943 y como operadores para la proyección de películas estaban Prudencio Sanz y Manuel Pardo.
En la fotografía se observan trabajadores demoliendo la torre, quedando constancia muy clara de que para este trabajo no valía cualquiera, por las condiciones específicas del trabajo y físicas de cada persona.
Las obras fueron de una espectacularidad enorme y no consta que durante las mismas, ocurriesen incidencias dignas de reseñarse.
En la fotografía, se observa una pequeña nevada en los tejados y en el quiosco; eran los primeros días de enero.
