La iglesia es de planta longitudinal de tres naves, con cinco tramos cada una, cabecera recta y crucero. Pilares cruciformes con pilastras adosadas y arcos de medio punto articulan el espacio interior en el que destaca el friso de ricas yeserías vegetales que recorre todo su perímetro.
Una cúpula sobre un tambor octogonal se alza sobre el cuadrado del crucero, espacio reconstruido en el siglo XVIII y que ofrece una mayor ornamentación. En esta cúpula central se observan siete lienzos con ángeles y una Virgen del Rosario, obra del pintor murciano Matías Guerrero, destinados a la primitiva cúpula y mutilados para su adaptación a la actual.
Las pechinas de esta cúpula acogen cuatro lienzos de los Padres de la Iglesia latina (San Ambrosio, San Agustín, San Jerónimo y San Gregorio Magno), realizados en 1670 por el pintor, tudelano de adopción, Vicente Berdusán (1632-1697), autor también de un gran cuadro de la Asunción y otro de la Anunciación localizados en el retablo mayor.
Está presidida por un monumental retablo mayor que puede apreciarse en la siguiente fotografía.
La iglesia se enriquece con un nutrido conjunto de retablos, todos ellos barrocos, que muestran las diversas fases de este estilo, desde el retablo de San Roque, todavía con los tintes marianistas propios de los inicios del siglo XVII, hasta la fase rococó del siglo XVIII, representada por los de San Isidro y San Antón. No obstante, la estética más desarrollada es la plenamente barroca o prechurriguerresca de las últimas décadas del Seiscientos, encarnada en los retablos de San Antonio, de San Francisco Javier, de San Pascual Bailón y en el de San Joaquín, Santa Ana y la Virgen Niña. Al mismo momento histórico corresponden la sillería del coro y el órgano.
A los pies de la iglesia, lado de la Epístola, con acceso directo desde la sacristía, se abre una amplia capilla de tres tramos de planta rectangular con bóveda de lunetos, erigida en 1724 por los Hermanos de la Venerable Escuela de Cristo, dedicada a la Virgen de la Soledad, para oratorio de la Hermandad. Esta capilla está ocupada por una serie de altares. El retablo principal fue dedicado a la Virgen de la Soledad bajo cuyo patrocinio se erigió.
Se conservan varios cuadros del pintor corellano Antonio González Ruiz, primer director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Los catorce lienzos del Vía-Crucis son de Juan José Nieva, corellano que cultivó con acierto las letras y las artes.
