1711-09-27 – En cuanto a la llegada de los Reyes Felipe V, su esposa María Luisa de Saboya y el príncipe Luis, a Corella, a continuación se copia íntegra la crónica que figura en el libro de Acuerdos:

Categoría: Libro 03
Fecha: 1711-09-27
Resumen acta:

Auto de la entrada de los Reyes en esta Ciudad y Exequias. “En la ciudad de Corella y en la sala de su Ayuntamiento, con la noticia que tuvieron los señores D. Miguel Pardo Escudero, D. Martín García y Ágreda, el Licenciado D. Martín Sánchez, Mathías Buñuel y Alduan, D. Martín Escudero y Ruiz de Murillo, D. Antonio Virto y Gúrpide. D. Miguel de Ágreda y Serrano y Joseph Gómez Rincón, Alcalde, Regidores y Justicia de dicha Ciudad, de la venida de sus Majestades a ella, a honrarla con su real presencia, habiéndola elegido por su corte para que en todos tiempos conste el modo de su recibimiento, éste fue en la forma siguiente: Llegaron Sus Majestades y el Serenísimo Príncipe, el día catorce de junio, entre cuatro y cinco de la tarde, del año mil setecientos once, a cuya hora salieron los dichos señores Alcalde y Regidores, Justicia y Escribano y Maceros y Ministros al Portal que llaman de San Joseph, en cuya puerta tenían prevenido el palio, y aunque la Ciudad hizo su cumplido, no lo quisieron admitir Sus Majestades; y, siguiendo a Sus Majestades hasta su real palacio con ánimo de besarles luego sus reales manos, no lo permitieron aquella noche por venir cansados y señaló Su Majestad hora para el día siguiente, entre diez y once de la mañana, a cuya hora estuvieron puntuales para hacer el besamanos, como lo hicieron, habiéndose mostrado Su Majestad en él con mucha alegría, benignidad y agasajo: Se hace razón que la noche que llegaron Sus Majestades, se echó bando para que todos los vecinos pusieran luminarias, hicieran hogueras y encendieran faroles. Se ejecutó así, habiendo enviado la Ciudad cuarenta y cuatro hachas, para veinte y dos ventanas, que contiene en ámbito el palacio, de suerte que estuvo aquella noche todo el lugar iluminado, por un gran rato: También se advierte que, habiendo llegado el día veinte y cinco de agosto, en que cumplió cuatro años el Serenísimo Príncipe Luis Fernando, resolvió la Ciudad festejar este día, para cuyo fin volvió la Ciudad a ponerse a los reales pies de su Majestad, ofreciéndole hacer el festejo de iglesia, luminarias y toros. Y habiéndolo oído Su Majestad, con gran benignidad y complacencia, respondió: Fiesta de Iglesia sí; toros no. Y obedeciendo dicho real mandato, tuvo la Ciudad misa solemne, con el Santísimo patente, gran música y procesión por la tarde. Predicó de San Luis, el Reverendísimo padre misionero Fray Jacinto Aranaz, de la Orden de Ntra. Sra. de las Observancia del Carmen, predicador de Su Majestad, en la iglesia del Arcángel San Miguel y aunque había lutos por el Señor Delfín de Francia, ese día se vistió la Ciudad y Corte de gala, y los Capitulares con joya para el besamanos, que se hizo entre ocho y nueve de la mañana, y aunque hubo luminarias den todo el pueblo la víspera, según lo acordado por la Ciudad, y enviado a palacio otras tantas hachas, como en la primera ocasión, las mandó volver de dentro de palacio la Reina nuestra señora, quien con su contralor D. Luis Albano, envió las gracias a la Ciudad, diciendo se daba por muy servida y que no quería aumentar gastos a la Ciudad. También hizo la Ciudad a sus propias expensas un paseo que empieza en la puerta del Murillo y circunda todo el soto de D. Miguel de Luna, el cual ha sido muy frecuentado así de los Reyes como de toda la Corte y ponderándolo tanto que aseguraban no lo tenía igual el Rey en ninguna parte por la cercanía y otras circunstancias. Y para que a tiempos ad venir conste, mandó su Señoría hacer este auto en este libro, y lo firmó su Señoría con mí el Secretario”. (Firmas Alcalde, Regidores y Secretario). Hay una nota que dice: “Se advierte que en ocho de junio de dicho año, los dichos señores hicieron las exequias del Señor Delfín de Francia en la parroquial de San Miguel, en la forma que dispone el auto de diez y seis de diciembre de mil y setecientos. Predicó el Reverendo Padre Fray Joseph Hernández, del Orden de San Francisco”. Otra nota dice: “Se fueron Sus Majestades el día 20 de octubre de 1711”.